Carta a Fernando Savater

El hijo de un amigo me mostraba orgulloso su colección de cromos haciendo hincapié en los que había conseguido nuevos y me comentaba: "estos los he cambiado en el recreo". Le pregunté si había pagado por ellos; me dijo:"¿Como voy a pagar si ya los había pagado? " Y pensé: “esto del trueque no creo que les guste mucho a los que van en el burro”.
Hace unos días he leído en la prensa un artículo de mi admirado Fernando Savater que titulaba : ”Los colegas de Mad Max”. En él nos intenta demostrar lo ilusos que somos quienes mantenemos viva la llama de la autogestión y nos describe como utópicos desengañados que terminan entrando en la rueda de la democracia parlamentaria haciendo uso del voto útil y aparcando para la literatura y los sueños nuestras más queridas aspiraciones.
!No al cierre de páginas web! Le aparece a nuestro amigo una reivindicación fuera de la realidad que como nuestras aspiraciones autogestionarias abandonaremos obligados por los delincuentes de la red. Ésta según nuestro amigo es una copia del salvaje oeste donde hace falta que una sheriff ponga orden y nos libre de los malhechores (aunque no estoy muy seguro de a quien considera de esa manera)
A nuestro admirado Fernando le da miedo una internet a lo Mad Max pero no le asusta lo mas mínimo una a lo 1984. Algo en lo que seguramente coincidirá con el Sr Mubarak. Estoy seguro que el gobierno chino opina como él que “los “internautas” son esa autoproclamada vanguardía neoleninista que cree que internet es su cortijo” y a los que hay que encarrilar.
Es la revolución de las masas ; no por que lo diga un enteradillo que se peina con cortinilla. Llega la invisibilidad para algunos que eran visibles y que se perderán entre la muchedumbre. Esa muchedumbre que se nutre de la red y que se comunica por ella para apear a algunos exclusivos de sus burros exclusivos.
Estimado Fernando cuando describe a los ”internautas” como gorrones, aprovechados que se descargarían Rolex de internet si pudieran, creo que, está haciendo un ensañado ataque de algo que usted teme; justifica su miedo, achacando que los demás también tenemos y tiene razón: yo de momento he quemado mi lista de libros y películas prestados para no comprometer a mis amigos; me he desecho de todas las fotocopias y por supuesto he destrozado todo aparato que pueda realizar copias escanear o archivar incluida una vieja grabadora que tenía en el trastero; no sea que me acusen de robar la propiedad intelectual. Juro que he pagado por toda mi propiedad intelectual; en algunos casos con dolor. Buenos palos en las manos y en las pantorrillas me costó.